Como a la princesa del guisante
a veces las arrugas del pijama
me atormentan en la cama
una vez creí
que para ser de verdad una mujer
tenía que ser frágil
delicada
que el viento me levantase del suelo
como a una pluma
no ocupar espacio
no hacer ruido
no decir lo que pienso
desmayarme
agotarme
no tener fuerzas
menudo cuento de mierda